El modo en que los restaurantes granadinos en España se mueve está acorde con el sentido de proporción en lo que tiene que ver la atención culinaria y el modo en el que se eligen datos. Claro que esto no ha sido en cierto modo casual ni desestructurado, porque se está eligiendo un lugar que por demás es un referente histórico muy abierto y constituido en España misma. Los restaurantes de Granada en cuanto a comidas exigen de esta proporción que no siempre mola. No siempre lo hace porque a muchas personas les puede parecer extraña tanta modalidad. Entonces como ven tantas opciones integradas…. ¡piensan que no hay nada que comer allí! Esta situación no es cierta obviamente, pero puede reflejar dos problemas básicos: falta de información, que es algo que pronto debe mejorar, o falta de atención que al parecer abunda.
Para concebir esta forma de sentir la comida dentro del territorio granadino, es probable que haya tenido que pasar mucha agua debajo del puente y no solamente debido al fenómeno histórico de la población de Granada como muchas veces hemos querido denotarlo en teoría. Siempre en este caso se impuso el buen criterio de muchas personas que, sin pensarlo o no, tuvieron la genial idea de destacar la comida y la buena atención por encima de cualquier otra consideración, y eso que Granada apenas estaba viviendo el despertar de su gastronomía. Supuestamente, esto estaba más conectado con una forma de promover turísticamente la ciudad y eso por supuesto es algo que cayó muy bien y que fue siempre la mejor forma de proseguir. En este caso particular, es bueno que haya menos integración de otros sectores, que en un principio puede parecer muy positivo, pero que a la larga afecta mucho más a los locales de un restaurante Granada que quiere no imponer su estilo, sino aprender a integrarse mejor.
Si esta colaboración continúa de esta manera positiva, entonces es tiempo de reciclar saberes que nos harán más conscientes acerca de nuestra situación en lo que se refiere a la comida. Por ese mismo motivo, cada visitante puede escoger la opción granadina que le quiere ajustar a su paladar y por supuesto que esto es suficiente motivo para no destemplarse al momento de buscar un restaurante en esta ciudad que, repetimos, cuenta con un enorme valor histórico. Al ponderar todo esto en una balanza, sin dudas el público es el que sale ganando como se dice por ahí, y podemos entonces llevarnos un bonito recuerdo que perdura y que se mantiene allí, en esa memoria colectiva que evoca lo gastronómico y que se siente muy bien.
Los granadinos saben que tienen un enorme valor en lo que a comida se refiere y ello se mantiene de forma experimentalmente interesante que no siempre se complementa como los gustos personales, pero que internacionalmente se manifiesta mucho más aquí y ahora. Es el momento de reconocer a Granada como un sinónimo de buena disposición, convite y disfrute que seguramente siempre serán.